Durante los próximos cinco años Inmaculada Perandrés no será desahuciada de su vivienda en La Zubia, gracias al acuerdo que acaba de firmar con Caixabank.
Perandrés compró la vivienda de VPO en la que reside en el año 2005. Para la compra pidió un préstamo hipotecario a La Caixa. En ese momento tenía contrato fijo en su empresa. Sin embargo, en 2008 a Inmaculada la despiden, tras 11 años en la empresa, víctima de un espediente de regulación de empleo, al igual que a muchos trabajadores.
Por este motivo, comienza a tener problemas con el pago de las cuotas mensuales de la hipoteca. A partir de este momento su situación laboral va cada vez configurándose más precaria: trabajos temporales de limpieza y poco más. Actulamente trabaja echando horas como limpiadora, por lo que recibe un salario de 240 euros al mes, sólo 14 euros más que su cuota hipotecaria.
Cuando se agudizan los problemas económicos, en 2012, acude al banco para buscar una solución ante la imposibilidad de efectuar los pagos. En ningún momento le ofrecen nada que pueda sostener económicamente, ni le explican las medidas aprobadas a través del Real Decreto 2012, al cual Caixabank ya estaba adherido.
En este mismo año un vecino que ya participaba en la asamblea de Stop Desahucios en La Zubia le habla del grupo Stop Desahucios 15M Granada e Inma comienza a participar en las asambleas y el grupo comienza a apoyarla en su caso. A partir de este momento Stop Desahucios comienza a negociar con la entidad para solucionar la situación de la familia. Las negociaciones se atrancan en varias ocasiones, Caixabank se cierra en banda y comienza un sinfín de dificultades. Razón por la cual Stop Desahucios tiene que programar diferentes acciones en la puerta de las sucursales de la entidad para que se resuelva el caso de una forma lo más justa posible.
Finalmente, se hizo efectivo el ‘sí, se puede’: tras diversas acciones se obtienen los resultados: Inmaculada ha firmado una carencia por cinco años a euribor mas 0,25, por lo que pagará una cuota mensual de 11€.
Tanto el grupo como la familia son conscientes de que esta no es la solución definitiva, pero es una bombona de oxígeno que permite seguir respirando a la familia.
Perandrés indica: “Agradezco a todos los compañeros que me han ayudado y han mostrado su apoyo en las acciones, acciones en las que últimamente incluso no he podido ni asistir por problemas de salud y sin embargo compañeros solidarios han luchado por mí y me han dado su calor cuando yo no podía ni asistir. Estoy muy agradecida a todos, habéis luchado por mí y ahora yo seguiré luchando por vosotros más comprometida en las asambleas y las acciones. Estaré aún más activa”.