«Muchas veces he estado a punto de tirar la toalla», cuenta Isabel Extremera, limpiadora desempleada de 44 años, la misma edad que su pareja, el metalistero Pedro Fernández, con quien vive en Moraleda de Zafayona junto a sus dos hijas de 20 y 14 años. Sin embargo, la toalla sigue en sus manos gracias a la reestructuración hipotecaria y la carencia de cinco años firmada con Banco Mare Nostrum (ex Caja Granada), conseguido con el apoyo del grupo Stop Desahucios 15M Granada.
Extremera se hipotecó junto a su ex marido en 2007. «Mi ex y yo teníamos un buen trabajo. Me divorcié y lo pasé muy mal, me quedé sin nada», explica. Pese a todo, siguió pagando primero sola y luego con Fernández. Pero llegó el paro.
Extremera comenta que «hace año y medio no teníamos para comer. La solución que ofrecía el banco seguía haciendo imposible afrontar las cuotas. Un familiar nos recomendó que acudiéramos a Stop Desahucios». Así lo hicieron, primero en su asamblea en el centro de Granada y posteriormente en el Zaidín. «Al final me negué a seguir pagando, lo primero somos nosotros», comenta esta vecina de Moraleda. Así llegó el acuerdo con BMN.
«Stop Desahucios mueve montañas, se merece mi respeto y admiración. Hay que seguir ayudando a las personas. Por motivos de salud no puedo asistir ahora presencialmente, pero desde mi casa hago todo lo que puedo. Si Stop Desahucios desapareciera, no sé qué sería de nosotros», dice convencida.