Antonio M. G., su pareja y su hija recién nacida alcanzan el alivio que se merecen tras haber firmado un acuerdo con Unicaja de dación en pago con condonación total de la deuda y un alquiler social. Mediante este acuerdo también queda liberada de cargas su madre, que figuraba como avalista.
Antonio, camarero de profesión, firmó una hipoteca en 2010 con Unicaja. En ese momento tenía trabajo y no pensaba que lo peor de la crisis estuviera todavía por llegar. En su caso, como el de tantos cientos de miles de trabajadores, perdió su empleo y se vio en la imposibilidad de seguir pagando las mensualidades de la hipoteca (a lo que además se sumaba un crédito personal que también había tenido que solicitar para hacer frente a la situación económica por la que atravesaba). Intentó llegar a un acuerdo negociando con la entidad por sus propios medios, pero todo fueron negativas a buscar una solución asequible y consensuada. Unicaja ce cerraba en banda y no quería ni oír hablar del tema.
A principios de 2018 llegó al grupo de Stop Desahucios Granada 15M. Una conocida suya tenía un familiar que participaba en una de las asambleas del grupo y le habló sobre el trabajo que se realizaba en las mismas. Buscó a través de internet el contacto para poder acercarse a la asamblea que el grupo tiene en Armilla y allí que se presentó sin dudarlo. La dureza de la situación por la que atravesaba su familia desterró cualquier atisbo de miedo o vergüenza. Compartió con el resto de compañeras y compañeros los por menores de su caso y recibió el pertinente apoyo mediante el cual se fueron presentando de manera sucesiva los distintos escritos encaminados a dar con una solución.
Para quien no conozca la dinámica de negociación con las entidades bancarias en este tipo de situaciones, para poder hacer presión y encaminar el conflicto hay toda una labor de documentación y papeleo en la que las activistas de Stop Desahucios tienen una amplia experiencia. Un trabajo arduo y poco agradecido que pasa por conocer los recovecos administrativos y dedicar muchas horas a realizar escritos y acumular documentos. Algo que sin duda es infinitamente más complicado afrontar desde la soledad y aislamiento, razón por la cual los recursos colectivos y el conocimiento acumulado de las asambleas son esenciales para llegar a buen puerto.
En un primer escrito el banco estuvo dispuesto a aceptar la dación en pago, pero además se buscaba que Antonio y su familia tuvieran un sitio donde poder seguir viviendo. Esa fue la razón por la que se presentó un segundo escrito donde junto a la dación en pago se solicitaba un alquiler social. Una propuesta que finalmente el banco aprobó en un plazo razonable de tiempo.
Ahora, Antonio y su familia tienen un horizonte más despejado: “El grupo sirve de bastante ayuda y recomiendo a todo el mundo que tenga problemas o que conozca a gente con problemas a que vayan sin ningún tipo de fatiga”, según sus propias palabras. Para él ha sido fundamental el apoyo del colectivo, ya que con “él ves otro tipo de soluciones y se abren otras puertas que el banco no te ofrece o directamente te cierra cuando vas solo”.
En estos momentos Antonio ha vuelto a trabajar y, tras resolver su problema, siempre que puede va a las asambleas y a las acciones de Stop Desahucios Granada 15M. Anima a que la gente con dificultades vaya y se organice sin miedo, porque “la gente piensa que te van a cobrar y que nadie va a ayudar como se suele decir por la cara. Pero la ayuda aquí es totalmente gratuita”.
Recordamos aquí que en Stop Desahucios Granada 15M sólo se paga con solidaridad, apoyando a otras familias que están en dificultades y que puedan pasar por lo mismo que hemos pasado los demás. Compromiso y creación de lazos colectivos. En nuestras asambleas nadie cobra y nadie paga.